Ahora que sabemos que es de suma importancia que entendáis el temperamento de vuestro hij@, vamos a ver qué cosas podéis hacer para ayudarle a desarrollar su carácter, su inteligencia emocional y a ser feliz.
Si no habéis leído la primera parte sobre el temperamento os recomiendo comenzar por ahí.
Si ya tenéis una cierta idea de cómo es vuestro hijo vamos con algunos consejos.
El punto clave es conseguir lo que los psicólogos llaman la «bondad de ajuste» («goodness of fit»):
«conseguir que el temperamento de vuestro hij@ encaje con el entorno»
Para ello, los padres debéis entender cómo es vuestro hijo y ajustar vuestras expectativas y la forma de crianza para que ese encaje sea bueno.
Empezad a conocer el temperamento de vuestro hijo desde recién nacido.
No se trata de poner una etiqueta a vuestro bebé, pero sí de observar los rasgos de su temperamento.
Primero, importante: observad cómo es vuestro hijo. Y para ello tenéis que pasar tiempo con él/ella, hablarle, jugar con él,… Cada niño es diferente tendréis que descubrir cómo es el vuestro.
Segundo: aceptarlo y aceptarse, sin culpas. Nadie es culpable, el temperamento es innato, vuestro hijo es así, no es que lo estéis haciendo mal.
Tercero: aprended. Cuando adoptáis una determinada actitud o una manera de manejarlo, ved los resultados, ved como responde y según eso seguid actuando así o cambiad.
Recordad siempre que no es posible corregir un rasgo del temperamento, el niño que es muy activo lo va a seguir siendo, mejor aceptarlo y «trabajar» con ese rasgo que oponerse a él. Se trata de ayudarle a que a medio y largo plazo pueda usar esas características de su temperamento cómo ventajas.
Es importante que los padres entendáis bien esto, para no convertir un rasgo del temperamento en un problema de conducta.
Os pongo un ejemplo real (que he visto bastantes veces en la consulta): bebé del tipo fácil-adaptable, que suele estar tranquilo, sonríe siempre,… del que los padres suelen decir «que niño tan bueno». Tan bueno que se le tiende a prestar poca atención (sobre todo si tiene hermanitos más «movidos»). Cuándo llega a los 2 años resulta que se ha convertido en un niño llorón, que tiene rabietas con frecuencia, que siempre está haciendo alguna trastada,… ¿qué ha pasado? Cómo era tan bueno se le dejaba a su aire en la cuna, en el parque, y sólo se le hacía caso cuándo lloraba, o cuándo «se portaba mal». Al final el niño ha aprendido a portarse mal para obtener «atención», para que le hagan caso.
Consejos según el temperamento del bebé:
Si habéis observado que vuestro bebé es del tipo activo-intenso
(llorón, sensible a estímulos, con ritmos muy irregulares, que llora y protesta con energía, muy activo, que duerme poco, «nervioso»,…):
- Paciencia, mucha paciencia.
- Cogedlo todo lo que haga falta (no os preocupéis, no «se malacostumbra» por ello), habladle con suavidad para tranquilizarle, mecedlo, tened mucho contacto físico con él. A los bebés sensibles, que lloran con facilidad, «nerviosos» les suele ir muy bien el porteo.
- En este tipo de bebés son los que suelen tener «cólico del lactante» más intenso, por lo que es importante entenderlo para que el manejo del cólico sea el mejor posible.
- Tratad de establecer rutinas regulares, para ayudarle a que encuentre sus ritmos biológicos.
- El sueño en estos bebés puede ser problemático, en muchos casos van a ir mejor si hacéis colecho; pero ésta es una decisión muy personal.
El caso extremo de estos bebés activos-intensos es lo que se llama el bebé de alta demanda. Son bebés que necesitan mucha atención por parte de la madre y el padre, necesitan contacto físico frecuente.
Si vuestro bebé tiene un temperamento fácil-adaptable
(no muy activo, sonriente, se adapta fácilmente a los cambios, protesta poco, está tranquilo gran parte del tiempo):
- Pues casi no tendréis que hacer nada en particular; pero estos bebés se les tiende a hacer menos caso muchas veces y pueden estar poco estimulados. No dejéis de cogerlo, hablarle, jugar con él,… (ver la estimulación bebé primeros meses).
- A estos bebés, cómo a todos, también les va bien las rutinas regulares.
Si el vuestro es un bebé lento para adaptarse
(bebé tranquilo en general, pero que no le gustan los cambios, le cuesta aceptar las novedades,…) En ese caso:
- Respetad sus ritmos, no forcéis los cambios,… Los cambios hacedlos poco o poco, de uno en uno, y observando cómo reacciona.
- Dejad que tenga tiempo para asimilar y aceptar lo nuevo.
- En estos bebés es especialmente importante que la introducción de la alimentación complementaria se haga bien, de forma muy respetuosa (pincha aquí para saber cómo hacerlo)
- El porteo también le puede ir bien, pues desde la seguridad del contacto con la madre (o el padre) irá explorando el entorno, los demás,…
Cada niño es único y no existe un manual de instrucciones para cada caso, es más una cuestión de sensibilidad y adecuación de vuestra actitud, con cariño, con respeto, siempre pensando en: «¿qué es lo que le puede ayudar a mi hij@?».
Un último consejo: no os angustiéis por hacerlo perfecto (no existe tal cosa). No se trata de eso, si no de estar receptivos a los rasgos del temperamento de vuestro hijo y sacar lo mejor de ellos. Por suerte los niños tienen mucha capacidad de adaptación. Y sobre todo no perdáis de vista que se trata de criar un niño feliz, y de disfrutar con ello.
Fuentes principales de información:
2.Teaching Parents About Infant Temperament (Carey WB; Pediatrics, 1998; 102 (5 suppl E): 1311-1316)
3.Horas y horas de observación y charla con las madres y los padres en la consulta.