Vuestro hij@ dormía bien, comía bien,… y con las vacaciones se ha alterado todo. Suele pasar. Ahora hay que ver cómo restablecer de la mejor manera posible sus buenos hábitos.
Durante el verano, en vacaciones, vuestro hij@ ha cambiado, o más bien ha perdido los hábitos de dormir y de comer. Como no va a la guardería, pasa más tiempo con los abuelos, los horarios no son iguales todos los días, o por lo que sea, se han perdido las rutinas de dormir y de comer.
Así que, vuestro hijo que antes se dormía a una hora fija, ahora le cuesta coger el sueño. Vuestro bebé que antes del verano dormía plácidamente en su habitación, se ha acostumbrado a dormir con alguien; y claro, ahora no quiere dormir solo.
Antes comía bien, «a sus horas»…, y ahora cierra la boca, no quiere comer si no es con distracciones. O se ha hecho más selectivo comiendo. Seguramente durante el verano ha comido más veces estando por ahí, en la calle, con más distracciones, con más niños y gente alrededor. Y ahora en casa le resulta más «aburrido» comer. También se le habrá ofrecido más comida tipo papas, «gusanitos», helados,… en lugar de su comida habitual, y a deshoras. Y ahora no entiende porque hay que comer ciertas cosas y a ciertas horas.
Un factor más a tener en cuenta es que los bebés y niños pequeños cambian muy rápido, por lo que algunos cambios se habrían producido igual. Lo que sucede es que esos cambios se han producido de una cierta manera por esa «excepción» en las rutinas que suele ser el verano. Sobre todo, si vuestro hijo tiene alrededor de año y medio y está en fase de la primera «adolescencia». En ese caso el verano, o más bien la vuelta de las vacaciones, puede ser bastante «intensa».
Los cambios de hábitos afectan de forma diferente a cada niño. El temperamento del niño influye mucho. A los bebés y niños con temperamento «activo-intenso» les puede alterar mucho una pérdida de las rutinas, y pueden resistirse bastante a volver a los hábitos de antes de las vacaciones. A los bebés con temperamento «lento para adaptarse», les cuesta más asumir los cambios; aunque suelen dar menos problemas para volver a los hábitos de antes. Si vuestro hijo tiene el temperamento «fácil-adaptable» estáis de suerte; son los que menos problemas dan con los cambios.
Pero vosotros tras las vacaciones, tenéis que volver a «vuestras rutinas» y no ayuda nada hacerlo sin dormir bien.
¿Cómo restablecer (o establecer) buenos hábitos?
Si el bebé, o el niño, ya tenía buenos hábitos antes de que se trastocara todo, va a ser más fácil volver a ellos. Pero incluso al bebé que no los tenía, la vuelta de las vacaciones, el inicio de temporada, puede ser una buena oportunidad para iniciar buenos hábitos.
«La vuelta de las vacaciones, el inicio de temporada, puede ser una buena oportunidad para iniciar buenos hábitos«
Primero paciencia y tratad de entender a vuestro hijo. Toda estrategia educativa requiere que tratéis de entender a vuestro hijo y requiere tiempo.
Los niños pequeños suelen ir muy bien con rutinas fijas, porque les gusta saber lo que va a suceder. Para ellos la ruptura de las rutinas puede suponer una cierta desorientación. Así que tampoco tratéis de arreglarlo por las bravas y en dos días, porque puede que empeoréis el tema.
Un hábito es una acción que se suelen repetir de manera igual o parecida, cada día, y muchas veces en el mismo horario. Algunos hábitos pueden ser malos en sí, porque perjudican la salud (fumar, por ejemplo). Pero muchos hábitos no son malos o buenos; son los padres, o ciertas convenciones sociales los que los califican. Por ejemplo: el colecho puede ser un hábito bueno para unas familias, pero no para otras. Por lo que a la hora de corregir un hábito conviene plantearse si realmente es lo que queréis hacer o si merece la pena.
Para crear un «buen» hábito en un bebé o en un niño pequeño la mejor manera es:
- Establecer rutinas con una serie de actos «encadenados» (ver gráfico arriba). Por ejemplo, para última hora de la tarde/noche, como forma de favorecer el hábito de dormir: juego activo —> juego tranquilo —> baño —> cena —> cepillado de dientes —> cuento —> dormir. Estos actos encadenados tienen la ventaja de que preparan al niño para el siguiente paso y son como una «ruta» que al niño le gusta seguir porque es previsible. Para establecer la rutina al principio, conviene ir anunciándolos: «ahora vamos a ir al baño», «después de cepillarte los dientes vamos a leer un cuento»,…
- Y establecer esas rutinas en unos horarios fijos.
Además, en el niño más mayorcito (de más de año y medio) que ya comprende bastantes cosas, se le puede «explicar» que se va a empezar con una nueva rutina.
Sí, todo eso está muy bien, pero ¿cómo hacemos para que vuelva a dormir mejor y comer mejor?
Si vuestro hijo ha perdido el hábito del sueño durante las vacaciones tendréis además que reeducar su forma de dormir. Es una elección personal enseñarle a dormir por sí mismo, u optar por el colecho. Algunos padres descubren en vacaciones que compartir habitación con su hijo les resulta agradable. Siempre es una opción. Sin olvidar, que de lo que se trata es que toda la familia duerma aceptablemente bien.
Para los niños que dan problemas para comer, porque han perdido los buenos hábitos durante las vacaciones, o porque tampoco los tenían antes, se pueden reorientar siguiendo las pautas que os explico en estos artículos: «mi hijo no come, ¿cómo hago para que coma mejor?», «El niño comedor selectivo». Pero en resumen, como puntos clave:
- Sobre todo no empeorar las cosas con amenazas, coacción, forzarlo a comer, o chantajes.
- Establecer horarios fijos de comidas.
- Ofrecerle siempre comida saludable, y que coma la cantidad que quiera, aunque sea muy poco o nada al principio.
La pérdida de rutinas durante el verano, durante las vacaciones, es bastante normal. No hagáis un drama de ello. En realidad, a vuestro hijo no le pasa nada por haber cambiado los horarios y los hábitos. Puede que sea incluso saludable que empiece a entender que hay periodos excepcionales en los que se cambian sus rutinas diarias y que no pasa nada!
Lectura adicional: un artículo de healthychildren.org: «La importancia de las rutinas en la familia»