Alrededor de los 2-3 años los niños viven su primera «adolescencia». Es la fase del «no» y del «yo». ¿Qué es?, ¿por qué se comporta así?, ¿cómo puedes ayudarle? y de paso ¿cómo no sufrirlo?
Vuestro hij@ de 2 años está que no para, lo toca todo, hay que ir constantemente detrás de él o ella, no os hace caso, a veces lo quiere hacer todo él: «yo, yo», o se niega a todo: «no, no»; pero de repente se pone todo cariñoso, y al minuto después está tirado en el suelo pataleando,… tenéis al adolescente en miniatura en casa.
¿Por qué sucede esto?, ¿qué estáis haciendo mal?
Empiezo contestando la segunda pregunta: nada. NO estáis haciendo nada mal.
Puedes ser muy desesperante para los padres, pero estamos en una fase normal del desarrollo psicomotor y afectivo de vuestro hijo.
Alrededor de los 18 meses de edad los niños descubren su «yo»; es decir, toman conciencia que son un individuo. Ese «yo» quiere descubrir el entorno que le rodea, quiere explorarlo, averiguar cómo funciona, cómo funcionan las cosas. Ese «yo» quiere ir afirmándose; es decir, hacerse presente y ganar autonomía (a ratos). Pero claro, ese niño aún no se aclara con su yo, no se decide cuánto tiempo quiere ser autónomo y cuánto los cariñitos de mama, no sabe cómo funciona el mundo y tampoco controla bien su cuerpo. Y para colmo descubre que hay otros «yo» por ahí que no le permiten campar a sus anchas. Resultado: a veces entra en conflicto con el entorno y con los otros «yo».
En esta fase vuestro hijo si vas a ponerle los zapatos dice «no,… yo», pero se los pone al revés o se pone solo uno y ya está; o coge la cuchara y dice «yo», con el resultado de desparrame de comida por todos los lados, menos en su boca,…
Y por otro lado cuando le propones algo dice «no», muchas veces sin saber que está diciendo «no» (a veces le ofreces algo que sabes que quiere y dice «no» de entrada, pero en seguida se da cuenta y lo coge,….).
Ese «yo» cree que todo es posible, desconoce los límites, tanto físicos como sociales, y cuándo se da cuenta que no puede hacer lo que le da la gana, no sabe aún como asimilarlo. Resultado: «rabieta».
En resumen, tenemos un niñ@ que ha descubierto que es alguien, un alguien que quiere explorar su entorno, pero aún no tiene control sobre su cuerpo y sus emociones; con ganas de autonomía y a la vez la seguridad y el cariño de su madre (y su padre), pero a ratos,… así que muchas veces no sabe a qué atenerse.
Entonces, ¿no creéis que es mejor intentar ayudarle en vez de enfadarse con él?
¿Qué podéis hacer?, ¿cómo le podéis ayudar?
- Primero: entenderlo y aceptarlo. Es más fácil de decir que de hacer, pero tenéis que entender que es una fase normal del desarrollo y aceptar a vuestro hijo como es.
- Poner límites, pocos pero firmes. A esta edad normas claras, sin matices. Si por ejemplo, no lo dejáis jugar con el móvil, que sea siempre igual, hoy, mañana o pasado mañana, estéis cansados o no. Las normas siempre las mismas.
- Pero por otro lado dadle alternativas; es decir, dejadle aprender por sí mismo. Siempre con ciertas medidas de seguridad, pero que explore el entorno, que ejercite su curiosidad, dejadle juguetes, cosas que él sí pueda manipular y destripar sin peligro. Hay que dejarle en lo posible que aprenda por sí mismo lo que puede y lo que no puede hacer. Tiene que cometer pequeños errores, caerse, equivocarse, para ir descubriendo cómo funciona el entorno en el que se mueve. Vosotros estáis ahí para supervisarle, para que el daño no sea grande.
- Ayudadle a que exprese sus emociones, sea llanto, rabia, risa,… dejadle que se exprese, no le riñáis (ya bastante tiene con lo suyo), y mostradle que le queréis, y que vais a estar a ahí para ayudarle si lo necesita.
- Enseñadle que algunas cosas no se pueden hacer. Algunas porque son físicamente imposibles (no puede saltar desde la ventana intentando imitar un pájaro…), otras porque son peligrosas (no le vais a dejar que juegue con el cuchillo jamonero, pero explicadle el porqué), y otras porque no son socialmente aceptables (no vais a permitir que muerda a todo aquel que llega a casa).
- Acondicionar la casa para evitar accidentes. Ese explorador manirroto que es vuestro hijo ahora, puede hacer algunos estropicios, además de vigilarlo tendréis que hacer algunos cambios en la casa. Cuidado sobre todo con cosas como los enchufes, las escaleras, esa lámpara que puede tirarse encima tirando del cable,…
- Paciencia y sed perseverantes. Toda etapa educativa es un proceso, va progresando lentamente,…
Lo que NO hay que hacer:
- Condicionar vuestro cariño a que se porte bien. A un hijo se le quiere igual cuando hace una trastada que cuando está cariñoso,… Demostrádselo.
- NO dejar que no haga nada, que no toque nada, para que no se haga daño, no rompa nada,… Sólo conseguiréis frustrarlo más y que no aprenda a desenvolverse en su entorno, y largo plazo falta de seguridad y confianza en sí mismo.
- Estar riñéndole todo el rato. Así se consiguen dos cosas perniciosas: una que él aprenda que se le presta mucha atención cuando hace algo malo (para él atención es atención aunque sea para reñirle), y por otro lado que se sature con tanta regañina y no haga caso a nada.
- Ir cambiando las normas. Si decides que no le dejas jugar con el mando de la tele, pero un día te pilla cansado y le dejas;… total no es tan importante. Si no era tan importante, no se lo prohíbas para empezar, y si crees que lo es, no se lo permitas aunque estés cansado, de mal humor, de buen humor,… La inconsistencia crea mucha inseguridad en los niños pequeños.
Y si hay momentos o días en que vuestro «adolescente» en miniatura está muy desesperante pensad esto:
Esta etapa pasará (y más rápido de lo que imagináis), y cuando pasados unos años recordéis algunas de las trastadas que hizo vuestro hij@ os saldrá sin quererlo una hermosa sonrisa!
La información en que se basa la elaboración de este artículo proviene de:
*Hechos del desarrollo infantil en base a estudios científicos recopilados en el siguiente libro: Developmental and Behavioral Pediatrics de la American Academy of Pediatrics (2011, se puede ver la reseña: http://ebooks.aappublications.org/content/aap-developmental-and-behavioral-pediatrics)
*De la observación e información de muchas horas de consulta con padres y madres y sus «adolescentes en miniatura», y mi propia opinión en ocasiones.