Alrededor de los 2-3 años los niños viven su primera «adolescencia». Es la fase del «no» y del «yo». ¿Qué es?, ¿por qué se comporta así?, ¿cómo puedes ayudarle?, y de paso ¿cómo no sufrirlo?
Artículo revisado junio 2023
Vuestro hijo de 2 años está que no para, hay que ir constantemente detrás de él o ella, no os hace caso. A veces lo quiere hacer todo él: «yo, yo», o se niega a todo: «no, no»; pero de repente, os pide ayuda, o se pone todo cariñoso; y al minuto siguiente está tirado en el suelo pataleando,…
Ánimo, tenéis al adolescente en miniatura en casa.
¿Por qué sucede esto?, ¿qué estáis haciendo mal?
Empiezo contestando la segunda pregunta: nada. NO estáis haciendo nada mal.
Repito: no estáis haciendo nada mal.
Puedes ser muy desesperante para los padres, pero vuestro hijo está en una fase normal del desarrollo psicomotor y afectivo.
Alrededor de los 18 meses de edad los niños descubren su «yo»; es decir, empiezan a tomar conciencia de que son un individuo. Ese «yo» quiere descubrir el entorno que le rodea, quiere explorarlo, averiguar cómo funciona, cómo funcionan las cosas, pero desconoce las reglas de ese entorno. Ese «yo» quiere ir afirmándose; es decir, hacerse presente y ganar autonomía (al menos, a ratos). Pero claro, ese niño aún no se aclara con su yo, no se decide cuánto tiempo quiere ser autónomo y cuánto los cariñitos de mama, porque quiere y necesita ambas cosas: autonomía y apego. El niño no sabe cómo funciona el mundo y tampoco controla bien su cuerpo. Y para colmo descubre que hay otros «yo» por ahí que no le permiten campar a sus anchas. Resultado: a veces entra en conflicto con el entorno y con los otros «yo».
En esta fase vuestro hijo si vas a ponerle los zapatos dice «no,… yo», pero se los pone al revés o se pone solo uno y ya está. O coge la cuchara y dice «yo, yo ….», con el resultado de desparrame de comida por todos los lados, menos en su boca,…
Y por otro lado cuando le propones algo dice «no», muchas veces sin saber que está diciendo «no». A veces le ofreces algo que sabes que quiere y dice «no» de entrada, pero en seguida se da cuenta y rectifica, o no.
También en esta etapa pueden entrar en conflicto con las comidas, y por éste y otros motivos tienden a hacerse selectivos con la comida. Lo explico aquí: «El niño comedor selectivo».
Ese «yo», vuestro hijo, en esta etapa cree que todo es posible, desconoce los límites, tanto físicos como sociales, y cuándo se da cuenta que no puede hacer lo que le da la gana, no sabe aún como asimilarlo. Resultado: «rabieta».
En resumen, tenemos un niño o niña que ha descubierto que es alguien, un alguien que quiere explorar su entorno, pero aún no tiene control sobre su cuerpo y sus emociones. Tiene ganas de autonomía y a la vez la seguridad y el cariño de su madre (y su padre), pero a ratos,… así que muchas veces no sabe a qué atenerse.
Entonces, ¿no creéis que es mejor intentar ayudarle en vez de enfadarse con él?
¿Qué podéis hacer?, ¿cómo le podéis ayudar?
- Primero: entenderlo y aceptarlo. Es más fácil de decir que de hacer, pero tenéis que entender que es una fase normal del desarrollo y aceptar a vuestro hijo como es.
- Poner límites, pocos pero firmes. A esta edad normas claras, sin matices. Si por ejemplo, no lo dejáis jugar con el móvil, que sea siempre igual, hoy, mañana o pasado mañana, estéis cansados o no. Las normas siempre las mismas.
- Pero por otro lado, dadle alternativas; es decir, dejadle aprender por sí mismo. Siempre con ciertas medidas de seguridad, pero que explore el entorno, que ejercite su curiosidad, dejadle juguetes, cosas que él sí pueda manipular y destripar sin peligro. Hay que dejarle en lo posible que aprenda por sí mismo lo que puede y lo que no puede hacer. Tiene que cometer pequeños errores, caerse, equivocarse, para ir descubriendo cómo funciona el entorno en el que se mueve. Vosotros estáis ahí para supervisarle, para que el daño no sea grande, pero tiene que caerse y levantarse.
- Ayudadle a que exprese sus emociones, sea llanto, rabia, risa,… dejadle que se exprese. Si está con una rabieta no le riñáis (ya bastante tiene con lo suyo), y mostradle que le queréis, y que vais a estar a ahí para ayudarle si lo necesita.
- Tenéis que enseñarle como funciona el mundo, su entorno. Enseñadle que algunas cosas no se pueden hacer. Algunas porque son físicamente imposibles (no puede saltar desde la ventana intentando imitar un pájaro…), otras porque son peligrosas (no le vais a dejar que juegue con el cuchillo jamonero, pero explicadle el porqué); y otras porque no son socialmente aceptables (no vais a permitir que muerda a todo aquel que llega a casa).
- Acondicionar la casa para evitar accidentes. Ese explorador manirroto que es vuestro hijo ahora, puede hacer algunos estropicios, además de vigilarlo tendréis que hacer algunos cambios en la casa. Cuidado sobre todo con cosas como los enchufes, las escaleras, esa lámpara con cable que puede tirarse encima,…
- Paciencia y sed perseverantes. Toda etapa educativa es un proceso, va progresando lentamente,…
Lo que NO hay que hacer:
- Condicionar vuestro cariño a que se porte bien. A un hijo se le quiere igual cuando hace una trastada que cuando está cariñoso,… Demostrádselo, decídselo.
- NO dejar que no haga nada, que no toque nada, para que no se haga daño, no rompa nada,… Sólo conseguiréis frustrarlo más y que no aprenda a desenvolverse en su entorno, y largo plazo falta de seguridad y confianza en sí mismo.
- Estar riñéndole todo el rato. Así se consiguen dos cosas perniciosas: una que él aprenda que se le presta mucha atención cuando hace algo malo (para él atención es atención aunque sea para reñirle), y por otro lado, que se sature con tanta regañina y no haga caso a nada. Recordad: pocos límites, pero bien claros.
- Ir cambiando las normas. Si decides que no le dejas jugar con el mando de la tele, pero un día te pilla cansado y le dejas;… total no es tan importante. Si no era tan importante, no se lo prohíbas para empezar, y si crees que lo es, no se lo permitas aunque estés cansado, de mal humor, de buen humor,… La inconsistencia crea mucha inseguridad en los niños pequeños.
Insisto: pocos límites, bien claros, y siempre los mismos.
Si pensáis que es demasiado que vuestro hijo se porta muy mal, os recomiendo la lectura de este otro artículo: El niño que se «porta mal»
Y si hay momentos o días en que vuestro «adolescente» en miniatura está muy desesperante pensad esto:
Esta etapa pasará,-y más rápido de lo que imagináis-, y cuando pasados unos años recordéis muchos de estos momentos de la «pequeña adolescencia» de vuestro hijo o hija, os saldrá sin quererlo una ¡hermosa sonrisa!
No obstante, si la conducta de vuestro hijo os supera, creéis que se escapa de vuestro control, consultad con el pediatra.
Artículo revisado junio 2023
La información en que se basa la elaboración de este artículo proviene de muchas fuentes, pero fundamentalmente de estas 3:
1-Hechos del desarrollo infantil en base a estudios científicos recopilados en el siguiente libro: Developmental and Behavioral Pediatrics de la American Academy of Pediatrics (2011, se puede ver la reseña: http://ebooks.aappublications.org/content/aap-developmental-and-behavioral-pediatrics)
2- Libro: «El cerebro del niño explicado a los padres«, Dr. Álvaro Bilbao
3-De la observación e información de muchas horas de consulta con padres y madres y sus «adolescentes en miniatura»; y mi propia opinión en ocasiones.