Esta es una etapa que requiere bastante atención y dedicación por parte de los padres.
El niño ya se mueve más, pasa mucho tiempo activo, despierto, queriéndolo ver y tocar todo; y cuándo empieza a dar esos pasitos cogido de las manos parece incansable (no así la espalda del papa…).
Pero ésta es una etapa muy «dulce» en la relación con vuestro hijo.