La intolerancia a la lactosa es relativamente frecuente en niños. Conoce sus síntomas y cómo actuar.
En los últimos años han proliferado en el supermercado las leches sin lactosa. Parece que cada vez hay más adultos, y también niños que «no toleran» la leche. Pero no es que haya ahora más intolerantes a la lactosa que hace años, lo que sucede es que este problema se conoce más y se diagnostican más personas de intolerancia.
Si crees que a tu hij@ no le sienta bien la leche sigue leyendo.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La lactosa es el azúcar de la leche, su principal hidrato de carbono. Es un disacárido que se compone de dos moléculas, una de glucosa y otra de galactosa. Para separarlas, y que se puedan absorber, hace falta una enzima que está en el intestino: la lactasa. Algunas personas a lo largo de su vida pierden la lactasa (total o parcialmente), y por tanto la capacidad de digerir la lactosa.
Cuando se pierde, total o parcialmente, esa capacidad de digerir la lactosa aparecen los síntomas de la intolerancia.
Hay dos formas de intolerancia (bueno tres):
- La pérdida de la lactasa con la edad. Es progresiva y es de tipo genético. En las razas orientales y negra se empieza a perder la lactasa hacia los 3-4 años de edad, y casi todos los adultos tienen intolerancia a la lactosa. En la raza blanca occidental es bastante frecuente que se conserve la lactasa intestinal, por lo tanto la mayoría de adultos sí toleran la leche. En los occidentales se estima que la intolerancia a la lactosa se da entre un 10 y un 20 % de los adultos (depende de zonas y poblaciones; por ejemplo, es muy infrecuente en centro y norte de Europa).
- La intolerancia a la lactosa secundaria, que es temporal. Está intolerancia se produce cuando existe una inflamación del intestino de la causa que sea, que produce un déficit transitorio de lactasa. En niños es frecuente que se produzca a consecuencia de una gastroenteritis infecciosa. En este caso la intolerancia suele ser parcial y transitoria; pasado un tiempo (entre 2 y 6 semanas), se recupera. Esta intolerancia transitoria a la lactosa debida a una gastroenteritis se puede producir sobre todo en niños menores de 2 años.
Hay una tercera forma de intolerancia, que es el déficit de lactasa congénito, pero es muy muy raro.
Cuando la lactosa no se digiere, llega al intestino arrastrando agua, y es fermentada por las bacterias, produciendo gas, y esto es en gran parte lo que produce los síntomas.
No hay que confundir la intolerancia a la lactosa con la alergia a las proteínas de la leche.
La lactosa también es el azúcar de la leche materna, y el recién nacido de forma natural tiene esa capacidad de digerirla sin ningún problema.
¿Qué síntomas pueden hacer sospechar una intolerancia a la lactosa?
Pueden variar mucho de unas personas a otras. Los síntomas dependen de tres cosas:
- Del déficit de lactasa, que no es total, y además hay cierta capacidad de digerir la lactosa por parte de las bacterias intestinales.
- De la cantidad de lactosa ingerida y del tipo de lácteo (unos tienen más lactosa que otros).
- Y de la «sensibilidad» del tubo digestivo de cada persona.
Algunas personas sólo tienen síntomas cuando toman leche en cierta cantidad, pero toleran perfectamente yogur, quesos, y otros lácteos en cantidad moderada. Y hay personas que tienen síntomas tomando muy poca lactosa, la pequeña cantidad que puede haber en la bollería o en algunos embutidos.
Los síntomas más típicos son:
- Sensación de hinchazón del abdomen, gases y flatulencia, dolor abdominal tipo espasmos (retortijones)
- O dolor menos intenso pero más constante, a veces nauseas.
- Diarrea si la intolerancia es importante.
Si la intolerancia ya viene de tiempo y es bastante importante, puede haber otros síntomas más inespecíficos como cansancio, trastornos del sueño, dolores brazos o piernas,…
Todos estos síntomas pueden deberse a otras causas, por lo que es conveniente que consultes al pediatra si tu hijo los tiene.
¿Cómo saber si se tiene intolerancia a la lactosa?
Si tu hij@ tiene alguno de los síntomas descritos, y crees que se debe a que no tolera la leche, si tiene menos de 2 años debes consultar al pediatra. En este caso habrá que valorar más cosas, ya que antes de esa edad es rara la intolerancia a la lactosa, excepto si es secundaria a una gastroenteritis. Y en este caso también debes consultar.
Si tiene más de 3 años, la forma más sencilla de comprobar si tiene una intolerancia a la lactosa, es dejar de darle leche y derivados lácteos durante 2 a 4 semanas y observar si desaparecen los síntomas.
También se pueden hacer pruebas específicas, como la prueba del hidrógeno espirado, el test de tolerancia (supone extraer varias muestras de sangre), o buscar en heces cuerpos reductores.
¿Qué se puede hacer si tiene intolerancia a la lactosa?
Como la mayoría de intolerancias son parciales, y los síntomas pueden variar mucho de unas personas a otras, habrá que probar que cantidad de lácteos puede tomar sin problema. Así pues:
- Evitar la leche, batidos, etc. Es mejor que tome una leche sin lactosa.
- Tomar cantidades moderadas de lácteos fermentados (tienen menos lactosa): yogur y quesos.
- Observar si tiene síntomas con otros productos que puedan llevar leche: natillas, bollería, … Que en cualquier caso, solo se deberían consumir muy ocasionalmente.
Si no toma nada de leche tenéis que saber que la leche no es imprescindible. En este artículo: «No quiere leche, ¿qué hacemos?«, os cuento que alimentos favorecer para el adecuado aporte de calcio.
La leche de soja, de avena, … no son leche. Son bebidas vegetales, algunas suplementadas con calcio. Pero no son leche.
Para más información pincha aquí.
Curiosidad: el que en la raza blanca los adultos puedan digerir la lactosa, apareció gracias a una mutación genética hace unos 10-12000 años (cuando nos convertimos en ganaderos). Esta mutación ha supuesto una ventaja evolutiva…
Y por cierto la leche no causa tantos males como parece que últimamente «se dice».
Revisado en Junio de 2019