La siesta, o las siestas, son un período del sueño importante para los niños. ¿Crees que tu hijo no duerme lo suficiente?
Para la mayoría de los padres sus hijos duermen poco, o más bien no duermen cuándo y cómo a ellos les gustaría.
La siesta son aquellos períodos de sueño que no forman parte del sueño prolongado nocturno. Las siesta, o las siestas, forman parte del patrón de sueño de todos los niños pequeños (también debería serlo de los adultos). La siesta, y el sueño en general, son importantes porque un niño que no duerme bastante, es un niño más irritable, menos colaborador, que puede dar problemas para comer,… y además se ha visto en algunos estudios que son importantes para el desarrollo neurológico y físico.
» ¡Pues que agobio, mi hij@ no quiere dormir siesta,… y además duerme fatal por la noche!»
Bueno, tranquilidad, dormir es una necesidad primaria y algo podéis hacer para ayudarle, y de paso descansar todos en la casa.
Primero, ¿qué es normal en relación a la siesta?
Punto clave: entender que cada niño es diferente y su patrón de siestas puede ser muy variable.
La siesta en el bebé de pocos meses:
Los lactantes de menos de 3-4 meses en realidad sólo hacen siestas. Su patrón de sueño es distinto, no hay distinción día-noche, y no siguen un ritmo de 24 horas.
Para entender las claves del sueño en el recién nacido y en los primeros meses y como ayudarle pincha aquí.
La siesta a partir de los 4-6 meses:
A partir de esta edad muchos niños ya han adaptado su reloj biológico al ritmo de 24 horas, suelen hacer un sueño nocturno más prolongado. La mayoría suelen hacer 3 siestas: una después del desayuno o a mitad mañana, otra después de la comida del mediodía, y muchos niños una breve siesta después de la merienda.
La siesta de los 9 a los 18 meses:
A esta edad la mayoría de niños hacen dos siestas: una después del desayuno (que van a ir dejando), y la siesta de después de la comida del mediodía.
La siesta a partir del año y medio – dos años:
Ya suele quedar sólo la siesta de después de la comida del mediodía. Y esta siesta debería mantenerse al menos hasta los 3-4 años, sería preferible que hasta los 6 años; y varios estudios apuntan que los adultos también la «necesitamos». Pero claro, en el colegio no está previsto que se pueda hacer siesta, lo cual algunos niños lo acusan.
Consejos para favorecer la siesta:
En el bebé de pocos meses: adáptate a su horario. A esta edad pueden dormir dónde sea y cómo sea, con ruido, en la calle,… déjale que duerma cuando quiera. No te preocupes por el sueño nocturno, no ha llegado aún el momento de regularlo.
A partir de los 5-6 meses los siguientes consejos pueden ser de ayuda:
- Establece un horario de tomas y comidas regular, siempre el mismo, suele ayudar a establecer un horario de siestas. Los niños, en general, funcionan bien con las rutinas porque les da seguridad y tranquilidad saber que toca en cada momento.
- No mires el reloj, mira a tu hij@: estate atenta a los signos de cansancio de tu bebé (se frota los ojos, bosteza, se cansa enseguida del juego,…) y adapta el horario de siestas a cuándo observas que está cansado.
- Cuando parezca cansado busca el sitio o el ambiente para que pueda dormirse mejor, ayúdalo a tranquilizarse, ponle le chupete, música, etc. Ten en cuenta que si se le pasa ese momento de cansancio, se puede activar, «pasarse de vueltas», y entonces está más irritable y es más difícil de calmar.
- Una vez establecida cierta rutina, la toma previa a la siesta debe ser tranquila y relajada (la siesta casi siempre va después de alguna comida). Nunca le fuerces para comer, además de que no sirve de nada, si conviertes la toma/comida en un momento desagradable, puede estar demasiado enfadado para dormirse.
- En los ratos alejados de la siesta favorece el que se mueva, juego activo, divertido,…
- El hábito para dormir por la noche (sea colecho o ritual para que duerma por sí mismo) no tiene porqué repetirse para la siesta. Pero esto puede variar mucho de unos niños a otros, y puede que el tuyo lo necesite. Si haces colecho por la noche, probablemente tendrás que acompañarlo o cogerlo para que se duerma en la siesta.
- No usar nunca la siesta como «castigo».
¡Ahora, en verano después de comer, con el calor,… la siesta es la «actividad» más recomendable. Es un buen momento para relajarse y disfrutarla toda la familia!