Tienes un hijo que se porta mal, que no te obedece, que tiene muchas rabietas, que pega,… Y quieres saber qué hacer, cómo mejorar la situación.
Este es un tema importante de la crianza. En la consulta veo cómo muchas madres, y padres, «sufren» la conducta de sus hijos. Cómo muchos convierten la educación en una especie de batalla. Así no es posible disfrutar de la crianza.
Para empezar tienes que tratar de entender a tu hijo, y entender cómo funciona su cerebro. El niño que se porta mal puede hacerlo por varios motivos, pero casi siempre es por llamar la atención de los padres, porqué ha aprendido a portarse mal, o porque no se maneja con sus emociones. Y muchas veces es una conjunción de estos motivos.
Lo que más quiere cualquier niño es que sus padres le hagan caso, y hará lo que sea para conseguirlo. Si se porta mal puede que solo consiga atención negativa (enfado, castigo,…), pero prefiere eso a ser invisible. Muchos niños se portan como se portan porque no se les ha enseñado de manera adecuada cual es la conducta correcta. A veces sin querer se les ha enseñado a portarse mal.
El niño que no sabe manejarse con su frustración, su enfado, o su rabia, también puede «portarse mal». Es el caso de las rabietas. Aunque las rabietas también pueden ser un comportamiento «aprendido», si con ellas el niño obtiene algo.
El comportamiento de un niño es al final una conjunción entre su temperamento (innato) y su desarrollo emocional y social.
Pero, ¿qué es portarse bien?, ¿por qué es importante?
Los niños son como son: inquietos, curiosos, movidos, tozudos, hacen trastadas,… Muchos padres piensan que es lo normal, que ya madurarán. Es verdad, pero los padres deben ayudar en esa maduración. Porque «portarse bien» es que su conducta sea aceptable en su entorno social, por los que le rodean, empezando por la familia. Pero además, y esto es importante, la conducta del niño viene muy condicionada por cómo maneja sus emociones.
Lo que todas las madres y padres desean para sus hijos es que sean felices. Para ello los niños necesitan un desarrollo emocional y social adecuado. Y en ese desarrollo emocional y social los padres tienen mucho que hacer.
La conducta de un niño es la expresión de dos aspectos muy importantes para su felicidad: su desarrollo emocional y su desarrollo social.
Algunos niños lo ponen más fácil, y hagan lo que hagan los padres se comportan bien la mayor parte del tiempo. Otros lo ponen más difícil. Pero cualquier niño se beneficiará de unos padres que le entienden y saben cómo ayudarle a relacionarse con los demás (desarrollo social) y consigo mismo (desarrollo emocional).
El siguiente esquema resume cómo interaccionan estos elementos y su importancia:
Y, ¿qué es portarse mal?, ¿vuestro hijo es un niño difícil?
Más que un niño que se porta mal en general, es más adecuado decir un niño que tiene conductas que chocan con el entorno social, o consigo mismo.
A veces puede ser solo una discordancia entre las expectativas de los padres y cómo es el niño. Un niño muy activo, que saca todos los juguetes, que está cambiando de actividad constantemente,… puede ser perfectamente «aceptado» por unos padres que ellos mismos son inquietos, activos y desordenados. Pero ese mismo niño puede verse cómo difícil por unos padres más sedentarios y ordenados.
También hay que tener en cuenta la edad del niño. Un niño de 18 meses que llega a la consulta y no para quieto, que todo lo tiene que tocar, abrir o desmontar, es normal. Ese mismo comportamiento sería inapropiado en un niño de 11 años.
Como ya he comentado, el niño se porta mal, casi siempre, por llamar la atención o porque ha aprendido a portarse mal. Muchas veces asociado a que no se maneja con sus emociones.
Vamos con algún ejemplo. El niño que está tranquilamente jugando un rato él solo con su juego de construcción, los padres están en sus cosas y no le hacen ni caso. Llega un momento en que el niño «se cansa» del juego, y empieza tirar las piezas contra la pared. En ese momento enseguida se le regaña. Si los padres responden así en varias ocasiones, el niño aprende que cuando «se porta mal» consigue atención. Cada vez que se sienta ignorado, buscará que hacer (y no suele ser nada bueno) para conseguir esa atención.
Otro ejemplo. Dos hermanos jugando, uno le pega al otro y le quita un juguete. Si no se le enseña que eso está mal, que es inaceptable, en su cerebro se «imprime» (aprende) lo siguiente: una acción (pegar) produce satisfacción (conseguir algo). Ha aprendido un mal comportamiento.
Todos los niños pueden tener un mal comportamiento en algún momento. El niño difícil puede ser aquel tiene una conducta inadecuada muy a menudo y/o que los padres no consiguen corregir.
¿Cómo hacer para que el niño que se porta mal mejore su conducta?
Vais a tener que dedicarle tiempo y cariño. Bueno, a cualquier niño hay que dedicarle tiempo y cariño, se porte como se porte. Es más, puede que sólo con eso ya mejoren algunas cosas.
Para empezar, no le pongáis etiquetas. ¿Se porta mal siempre y todo lo hace mal? Seguro que no. No es un niño «malo», o «desobediente». Es un niño que algunas cosas no las hace bien.
Primer paso: analizad la situación. Tratad de responderos a las siguientes preguntas: ¿Qué conducta de vuestro hijo creéis que no está bien?, ¿Qué hace que se porte mal? ¿Creéis que es para la llamar la atención, o es por qué no sabe manejarse con sus emociones?, ¿Qué os molesta de su conducta?, ¿Qué pensáis que es lo más importante a corregir?,… Pero pensad también, ¿Qué hace bien?, ¿Qué conducta suya os gusta?
Segundo paso: haced una lista de las conductas que creéis que se deben mejorar. Pensad en frío, antes de que suceda, como debería ser vuestra respuesta a esa conducta. Plantead una estrategia de cómo actuar cuando pega, cuando no obedece,… Qué creéis que podéis enfocar mejor. Mejor que os pille preparados. Cualquier estrategia educativa es mejor que ninguna, o que ir a salto de mata.
Parte de esa estrategia es priorizar. No se puede corregir todo a la vez, y menos si son conductas de mucho tiempo. Escoged las que creáis que se deben abordar primero. Si estáis todo el día diciéndole «no», o sermoneando, al final no funciona nada.
Para corregir la conducta inadecuada (y prevenir que se porte mal) nos basamos en tres principios educativos:
- Refuerzo positivo. Centrarse en la conducta positiva, en reforzarla. Es la «herramienta» educativa más importante.
- Poner límites. Razonables, con cariño, pero límites.
- Actuar los padres como modelo. Fundamental para su educación emocional.
Os cuento cómo hacerlo en el siguiente artículo.
Lecturas recomendables:
“El cerebro del niño explicado a los padres”, Dr. Álvaro Bilbao (Plataforma Editorial, 2015)