Estos episodios de llanto, gritos y pataletas en los niños pequeños son una fase normal del desarrollo entre los 12 meses y los 3 años.
Cuando el niño quiere tener cierta autonomía y probar el mundo, no entiende y no acepta que algunas cosas no las puede hacer o no son posibles. El mundo tiene límites físicos y la convivencia tiene límites de respeto y tolerancia. Los niños tienen que aprender esto, y también desarrollar lo que se llama «tolerancia para la frustración». También puede utilizar la rabieta para llamar la atención, sobre todo, si el niño ha visto que otras veces le ha funcionado.
No es malo que canalice su rabia y su frustración por medio de la rabieta, pero se le puede ayudar a que pase esa fase y a entender las cosas. Forma parte de su educación.
¿Se puede hacer algo?, Sí. Puntos clave:
- Lo primero mantener la calma.
- Enseñarle que la rabieta no es el medio para conseguir algo o conseguir atención. El niño puede mostrar su enfado con la rabieta, en ese momento hay que ignorarlo, no se puede «razonar» con un niño de 2 años tirado en el suelo gritando y dando patadas.
- NO hay que reñirle, castigarle o amenazarle. No mostréis enfado por ello; él no esta contra vosotros y bastante tiene con su propia rabia.
- Cuando termine la rabieta se le trata como si nada hubiera pasado, con cariño y sin enfado. Si os enfadáis con él por la rabieta no le ayudáis nada a superar esa fase. El también percibe que pierde el control durante esos episodios y solo le falta que encima sus padres se enfaden con él.
- Una vez que se le ha pasado la rabieta, si el motivo que la originó es lo bastante importante (por ejemplo, ha cogido la rabieta porque no le has permitido jugar con un cuchillo, o porque no les ha dejado que le meta el dedo en el ojo a su hermanito de 3 meses) y si el niño ya es bastante maduro (a partir de los 2 años) se puede hablar con él y explicarle que no les has dejado porque es peligroso, o porque no lo debe hacer. Algunos niños lo entienden enseguida, pero a otros les puede costar; pero hay que insistir y explicárselo las veces que haga falta. Cuando un niño quiere hacer algo que es peligroso o no se puede hacer siempre hay que explicárselo (independientemente de como se maneje la fase de la rabieta).
- Tenéis que ser coherentes. Si le habéis dicho que «NO» al principio no se debe ceder. De otra manera, el niño puede aprender que con las rabietas puede conseguir cosas. Por ejemplo, si quiere jugar con tu movil, o bien le dices que «SI» desde el primer momento, o si dices que «NO», no se lo debes de dejar se ponga como se ponga.
- En casa es más fácil, pero ¿Que pasa con la RABIETA EN LUGARES PUBLICOS? Ahí estos consejos pueden ser útiles:
- Tened pensado de antemano que hacer si vuestro hijo tiene la rabieta en mitad de la farmacia. Si tienes pensado que hacer en caso de que «la monte» siempre lo resolverás mejor que improvisar sobre la marcha.
- Intentad en lo posible prever y evitar lo que pueda desencadenar una rabieta. Si en el camino al supermercado hay una tienda de chuches que sabéis que puede ser fuente de conflicto id por otro camino. Sed realistas, no pretendáis que un niño de 3 años aguante una sesión de compras de 4 horas en un centro comercial; incluid algunas actividades y alicientes para él.
- Intentad mantener la calma, y lo mismo que en casa no mostréis enfado, ni le riñáis,…
- Si la situación se os hace insostenible por el «numerito» que está montando y además hay un corro de curiosos y «opinadores», seguid manteniendo la calma, se coge al niño (sin mirarle, ni hablarle) y se va a un sitio con menos gente.
Algunos otros puntos de interés:
- La frecuencia, intensidad y duración de este periodo de rabietas puede variar mucho de unos niños a otros, dependiendo de su personalidad y también de como seáis capaces de ayudarle a superarlas.
- Las rabietas las suelen hacer solo con los padres o con gente que conocen mucho. NO con desconocidos.
- Nunca tienen una rabieta estando solos,… «necesitan público». Esto indica que la rabieta tiene una gran componente de llamar la atención, y/o también de «pedir ayuda»; de ahí la importancia de que le entendáis y le enseñéis a superarlas.
- Las rabietas pueden empeorar al principio de aplicar los consejos anteriores, para luego empezar a mejorar.
- En contraposición a ignorar la rabieta, se debe prestar atención al niño, hablarle y jugar con él cuando está tranquilo y bien. Un error bastante típico es que el niño está jugando tranquilamente y no se le hace ningún caso, y en cuanto llora o grita porque algo no le sale, rápidamente acude el padre o la madre, y además le riñe…
- A veces una maniobra de distracción muy al principio de la rabieta puede evitarla. Intentar dirigir la atención hacia algo que sabes que le puede gustar o le atrae. Por ejemplo, estas en un supermercado y ves que está iniciando el enfado por lo que sea,… rápidamente intenta distraerlo: «… vamos a ver que pescados tienen…»
- Las rabietas no deben ser excusa para eludir una obligación. Por ejemplo, y este es otro error típico: cuando tiene que recoger sus juguetes y se enfada coge la rabieta, entonces le riñes, te enfadas,…, y por acabar pronto, acabas recogiendo tú los juguetes. Entonces puede aprender que las rabietas sirven para eludir responsabilidades.
Y recordad que el niño no hace las rabietas para fastidiaros, es su manera de expresar su frustración porque no puede hacer o conseguir ciertas cosas.
Tampoco debéis sentiros culpables. Tomáoslo con calma y ayudadle a pasar esta fase.
TODOS ESTOS CONSEJOS SON RECOMENDACIONES GENERALES, PERO QUE NO TIENEN PORQUE SER VALIDAS PARA TODOS LOS NIÑOS.
SI LAS RABIETAS SON MUY VIOLENTAS, EL NIÑO TIENDE A AUTOLESIONARSE, O NO CONSEGUIS MANEJARLAS DEBEIS CONSULTAR AL PEDIATRA O A UN PSICÓLOGO