Muchos bebés tiran bastante leche después de las tomas,… ¿cuándo hay que preocuparse? Lo importante es distinguir cuando esas regurgitaciones son normales.
PUNTOS CLAVE:
- En la mayoría de niños las regurgitaciones son normales si no se acompañan de otros síntomas y el niño aumenta bien de peso.
- Hay que conocer los síntomas que indican que puede ser una enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Lo primero que hay que distinguir es las regurgitaciones de los vómitos. El vómito se produce por un movimiento retrógrado del tubo digestivo que expulsa su contenido hacia atrás, es un mecanismo activo, cuando un niño vomita se nota que hace un esfuerzo. En la regurgitación el contenido del estómago vuelve hacia atrás sin esfuerzo; es un mecanismo pasivo.
Cuando el contenido del estómago vuelve hacia el esófago (y no es vómito) lo llamamos REFLUJO GASTROESOFÁGICO. Ahora bien, hay que distinguir cuando ese reflujo es «normal» o fisiológico de cuando es patológico, que es lo que se llama enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Casi todos los bebés regurgitan algo, unos más, otros menos. Y sucede tanto con lactancia materna, como con lactancia con biberón.
¿Cuáles son las características de las regurgitaciones normales?
- No repercuten en el aumento de peso. Se suele decir que si el niño aumenta bien de peso, tira «lo que le sobra».
- No produce molestias, no se queja cuando regurgita, no le da tos. El bebé regurgita como si nada, está contento, y toma con apetito.
Estas regurgitaciones pueden producirse tanto recién tomado como en cualquier momento tras la toma.
¿Hay que hacer algo al respecto?
Si el bebé aumenta bien de peso y las regurgitaciones no le producen molestias ni otros síntomas, no es preciso hacer nada en particular. No obstante, algunas medidas pueden ayudar a que tire menos (pero siempre va a tirar algo):
- Toma a demanda, sin horarios fijos, ni con pecho ni con biberón. Sobre todo, que no llegue demasiado hambriento a la toma, ya que tomará con más ansiedad. Esto dilata más bruscamente el estómago, puede hacer que trague más aire,… todo ello favorece que regurgite.
- No darle la toma recostado.
- Tras la toma mantenerlo un rato en posición vertical antes de acostarlo y ayudarle a que eructe.
- Si toma biberón, que el agujero de la tetina no sea demasiado grande ni demasiado pequeño. Si es muy grande toma mucha cantidad de golpe, y si es muy pequeña traga más aire. Ambas cosas pueden favorecer que regurgite.
- No hacer movimientos bruscos con él después de la toma.
- Levantar un poco la cabecera de la cuna, inclinando toda la cuna. No se deben usar almohadas.
En principio, en niños con reflujo «fisiológico» no se deben usar cereales para espesar la leche, ni usar leches AR (AR= anti regurgitación), que llevan un espesante. Los cereales pueden ser inadecuados, porque según la edad del niño puede que le supongan una sobrecarga digestiva. Y las leches AR tampoco sientan bien a todos, y en principio no están indicadas para algo que es benigno.
¿Hasta cuándo es normal que regurgiten los bebés?
El reflujo «fisiológico» se produce por una inmadurez de la unión entre esófago y estómago. Esta unión tiene un mecanismo de cierre que en condiciones normales no permite la vuelta hacia el esófago del contenido que ya está en el estómago. Pero este cierre en algunos lactantes no está aún maduro y eso permite el reflujo. Con la edad esto se corrige.
Las regurgitaciones tienden a desaparecer alrededor del año de edad. Pero suele mejorar bastante cuando el niño comienza con la alimentación complementaria (hacia los 5-6 meses), que es más sólida, y el niño ya pasa más tiempo en posición vertical.
¿Cuándo hay que consultar al pediatra?
Este es el punto importante, distinguir los síntomas que dicen que no es un reflujo «fisiológico».
- Si el lactante no aumenta bien de peso. Habrá que ver si la causa son las regurgitaciones o es otro el problema.
- Si en las regurgitaciones hay sangre o bilis (contenido de color verde).
- Si son vómitos, y no regurgitaciones.
- Si cuando regurgita el niño se queja, llora o está claramente molesto.
- Si cuando toma el niño reniega, estira las piernas, se arquea hacia atrás,…
- Si hay rechazo de las tomas.
- Si las regurgitaciones se acompañan de tos, o sensación de ahogo.
En estos casos lo tiene que valorar el pediatra, porque es posible que se trate una enfermedad por reflujo gastro-esofágico.
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