Educar en inteligencia emocional es uno de los mejores regalos que le podéis hacer a vuestro hij@. Pero, ¿cómo hacerlo?
Todos los padres educáis emocionalmente a vuestros hijos, aún sin saberlo, porque la forma en que expresáis vuestras emociones, como reaccionáis ante ciertas situaciones,… todo es observado más atentamente de lo que creéis por ellos. Pero la realidad es que muchos adultos nos manejamos regular/mal con nuestras emociones (los padres peor que las madres, en general…). Saber cómo funciona la inteligencia emocional y su importancia, puede ayudar mucho a vuestros hijos y a vosotros mismos.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones, propias y ajenas, y de cómo manejarlas; de manera que el niño identifica esas emociones, sabe cómo expresarlas y cómo afrontarlas. Es una capacidad que reside ahí en su cerebro, pero que no siempre se desarrolla y se educa bien.
Todos tenemos una cierta idea de lo que es la inteligencia racional, mediante la cual, percibimos y entendemos el entorno y las situaciones, y procesamos esa información para adaptarnos, resolver problemas y cubrir nuestras necesidades. Es nuestro cerebro racional.
Pero también hay un cerebro emocional, en el que residen las emociones; emociones que hay que procesar y gestionar también de forma adecuada, para entendernos a nosotros mismos y para nuestra adaptación al entorno social; es decir, para relacionarnos con los demás.
¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia emocional?
Los conocimientos actuales en neurociencia dicen que nuestro cerebro tiene dos partes: un cerebro emocional y un cerebro racional. Ambos cerebros deben desarrollarse y comunicarse entre sí, para tener un cierto equilibrio. Es más, muchos estudios de neuropsicología apuntan a que es el cerebro emocional el que más peso tiene a la hora de resolver situaciones y tomar decisiones, y luego es el cerebro racional el que encuentra las razones para justificarlo.
«El buen manejo de las emociones es uno de los elementos fundamentales para la felicidad de la persona. Y sin ninguna duda, lo que todas las madres y padres quieren por encima de todo para sus hijos, es que sean felices.»
¿Cómo se educa la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional se educa sí o sí. Cuando el niño tiene una determinada emoción, como alegría, miedo, rabia,… la madre con su actitud, de la forma en cómo se alegra con él, en cómo calma a su hijo, o cómo ella misma expresa o se enfrenta a esa emoción; la forma en que los padres expresáis vuestras emociones, cómo gestionáis vuestros miedos, como reaccionáis ante una situación, o cómo resolvéis un problema,… con todo ello le estáis dando lecciones a vuestro hijo sobre inteligencia emocional.
Además, los niños tienen muy a flor de piel su cerebro emocional (el cerebro racional no lo controla aún), de manera que de forma muy espontánea expresan alegría, tristeza, rabia, miedo,… Por eso es importante que los padres sepáis prestar atención a esas emociones, entenderlas y ayudar a vuestros hijos a gestionarlas.
Hay libros enteros sobre cómo educar la inteligencia emocional. Aquí sólo pretendo dar algunas ideas básicas (a mi entender) de cómo cultivar ese cerebro emocional. Por algo se empieza.
Algunas ideas para cultivar la inteligencia emocional en tu hijo:
- Empezad por vosotros mismos: expresar las emociones a vuestros hijos. Cuando alguien os pregunta cómo estáis, se suele responder bien o mal, pero eso es muy poco expresivo. Si respondéis bien, «bien» puede significar cosas tan diferentes como: alegre, satisfecho, motivado, eufórico,… «Mal» puede ser: triste, enfadado, furioso,… Si a vuestros hijos no les enseñáis un «catálogo» de emociones, les costará mucho identificarlas y ponerles nombre.
- Motivad a vuestro hij@ para que diga cómo se siente, tanto si es agradable (alegría, euforia,…) como desagradable (miedo, enfado, tristeza,…). El expresar sus emociones hace que conecte el cerebro emocional con el cerebro racional, lo cual es importante, sobre todo cuando son emociones desagradables.
- Cultivar la empatía. También aquí empezad por vosotros mismos: intentad entender a vuestro hijo, cómo se siente, e intentad poneros en su lugar. Un juego que podéis hacer con vuestro hijo para fomentar estos tres puntos es leedle un cuento o una historia y preguntadle por lo que él piensa que siente tal o cual personaje, o que opine como resuelve una determinada situación,… Puede dar mucho de sí…
- Dadle confianza, confiad en él para que se enfrente a situaciones,… No hiperproteger. Bastantes cosas las va a tener que aprender por sí mismo. Tenéis que trasmitirle que confiáis en él, que es capaz de resolver situaciones, que se puede equivocar y no pasa nada,… Vosotros estáis ahí para que el daño no sea importante, para entenderle cuándo tiene miedo, cuándo siente frustración,… animándole a que hable de ello.
- Fomentar el apego. Esto empieza desde el embarazo incluso (el feto ya escucha el corazón de la madre, su voz,…); luego en los cuidados diarios del bebé, al bañarlo, alimentarlo, cómo se maneja el llanto del bebé… el tocarle, al hablarle, con cariño, va creando el apego. La crianza es necesariamente con apego. El apego se establece siempre (otra cosa es que sea mejor o peor…). El vínculo del apego se consolida y se va desarrollando con los años, con la relación que establecéis con vuestros hijos, de la forma en que afrontáis los conflictos con ellos, en vuestras conversaciones con ellos. Hablad y conversad con ellos, del día a día, de cómo veis que reaccionan ante ciertas situaciones,…
- Fomentar el autocontrol, es de gran importancia para el manejo de las emociones desagradables como miedo, rabia, frustración,… El autocontrol empieza por reconocer la emoción, y luego en cómo afrontarla y resolverla de una manera positiva. Enseñar al niño a esperar su turno en una cola, a tener paciencia, a respetar a los demás,… En este aspecto es importante la manera en que los padres manejan las rabietas.
Para terminar dos consideraciones:
- Educad con amor. Parece una obviedad, pero sin amor no vais a trasmitirle nada positivo a vuestros hijos.
- No se puede educar a base de seguir las instrucciones de un «manual» (no intentéis ser padres/madres perfectos; no existe tal cosa), sed naturales, pero intentad prestar atención a ese cerebro emocional. Hará que mejoréis las relaciones con vuestros hij@s y estaréis contribuyendo en gran medida a que sean personas felices.
Lectura muy recomendable para padres:
«El cerebro del niño explicado a los padres», Dr. Álvaro Bilbao (Plataforma Editorial, 2015)