Las crisis de lactancia son períodos en que los que parece que la lactancia materna no está funcionando.
Pero estas «crisis» pueden ser normales, casi todos los niños pasan por alguna de ellas, y conviene conocerlas para no malinterpretarlas y que ello acabe con una lactancia materna que sí está funcionando.
Las crisis de lactancia casi siempre se deben a que hay un desajuste temporal entre la demanda de leche del bebé y la oferta de leche del pecho. Pero puede haber otras causas.
El mayor estímulo para la producción de leche del pecho es la succión del bebé, de ahí la importancia de ponerse al recién nacido lo antes posible al pecho tras el parto y de atender la toma a demanda. Cada vez que un bebé necesita tomar más cantidad de leche pide más el pecho, de manera que tus pechos producen más leche, y se vuelve otra vez a una situación de equilibrio entre la demanda y la producción de leche. Si quieres conocer las claves para una lactancia materna feliz, pincha aquí.
Los dos períodos donde la crisis de lactancia puede provocar con más facilidad el abandono de la lactancia materna son:
- En el inicio de la lactancia puede haber una pequeña crisis alrededor de la 2ª – 3ª semana, cuya resolución es clave para seguir con una lactancia exitosa.
- La crisis de alrededor de los 3 meses. En esta crisis intervienen más factores.
Algunos bebés pueden también tener una crisis de lactancia hacia el mes y medio o así. Y de hecho, puede haber crisis de lactancia a cualquier edad; no hay que olvidar que cada binomio hij@-madre es diferente.
El inicio de la lactancia. La crisis de lactancia de las 2-3 semanas.
El recién nacido necesita muy poca cantidad de leche los primeros días, pero poco a poco va a ir aumentando su necesidad de leche. La forma en que el recién nacido hace que la madre produzca más leche es succionando más a menudo,… y esto algunos recién nacidos lo pueden llevar al extremo de estar casi constantemente cogidos al pecho.
Una vez pasados los primeros días, el recién nacido ya se coge bien al pecho, succiona bien y a menudo, ya se ha iniciado el aumento de peso (recordemos que todos los recién nacidos pierden peso en los primeros 5-7 días) y parece que todo va bien. Pero de repente el bebé empieza a pedir más, llora más, quiere estar siempre al pecho,… a veces «se enfada» cuando se coge al pecho,… Pero el bebé ha aumentado bien de peso… Estos signos se interpretan a veces (erróneamente) como que la madre no tiene bastante leche, y puede acabar ofreciéndole biberón. Si se le ofrece biberón a esta edad es muy probable que fracase el pecho.
Estos síntomas también se pueden confundir con el «cólico del lactante». A veces, un bebé etiquetado de «cólico del lactante», es que simplemente quiere comer más.
El principal peligro es que en esta fase la madre es aún bastante inexperta, está más insegura, y puede llegar a la conclusión de que el bebé no se alimenta lo bastante, o que no lo está haciendo bien. Y además suele haber opiniones (bienintencionadas) alrededor que no ayudan mucho («dale biberón», «tu leche no le alimenta»,…).
¿Cómo se soluciona?
Con paciencia. Si se calma al pecho, póntelo todo lo que haga falta. En unos pocos días (3-4) se habrá solucionado y volverá a espaciar las tomas y a tomar con más calma.
Si crees que son síntomas de «cólico de lactante», pero se calma al pecho, póntelo al pecho… No te vas a equivocar poniéndotelo mucho al pecho (no te preocupes no se «empacha»), y por supuesto cógelo todo lo que sea necesario (no se «malacostumbra» por ello). Si quieres saber cómo manejar el llanto del bebé, pincha aquí.
Si con cualquiera de los síntomas de la crisis de lactancia, el bebé no aumenta bien de peso, o no se soluciona en unos días, debes de consultar al pediatra.
Crisis de lactancia de los 3-4 meses
Esta es más compleja porque puede tener varios motivos, y a veces coinciden más de una causa. Las causas de esta crisis pueden ser:
- Aumento de demanda. Entonces el bebé pide más, llega más ansioso a la toma, llora nada más cogerse al pecho (parece que no le llega la leche tan rápido como él quiere),…
- El bebé ya tiene una succión muy eficaz, con lo que extrae el 90 % de la toma en los primeros 3-5 minutos. Lo que a la madre le puede parecer poco.
- El bebé ya tiene un mayor desarrollo de los sentidos, de la vista sobre todo, percibe más el entorno y se distrae con facilidad, y a veces puede que tenga más curiosidad que hambre, interrumpe la toma más a menudo, por lo que tiene que tomar más veces,…
- Separación de la madre, si ésta se ha incorporado a trabajar algunas horas, lo que le crea al bebé una necesidad de «compensar» la ausencia de la madre pidiendo más pecho,…
A esta edad además, los bebés ya no aumentan tanto de peso, lo que junto con lo anterior, puede hacer pensar a la madre que no tiene bastante con el pecho.
La solución:
- Paciencia, y ponérselo al pecho todo lo que la madre pueda.
- Si está pidiendo más, y llega muy ansioso a la toma (y se enfada porque no sale bastante leche); anticípate tú y póntelo al pecho antes.
- Si es un bebé que se distrae mucho, conviene darle la toma en un sitio tranquilo con pocos estímulos para el bebé,…