Los accidentes son la primera causa de mortalidad en niños a partir del año de edad en los países desarrollados, también son causa de una buena cantidad de lesiones y de no pocos sustos. La buena noticia es que se pueden prevenir.
La no tan buena noticia es que los accidentes suceden, y casi siempre porque pillan por sorpresa a los padres. Si bien es cierto que ciertos factores de riesgo, como bajo nivel socio-económico, crean entornos más propicios a los accidentes, en muchas ocasiones suceden en familias «normales» que no pensaban que les podía pasar a ellos. Es como con los accidentes de tráfico, sabemos que existen, que son frecuentes, pero creemos que les pasan a los demás.
Casi siempre que un niño tiene un accidente más o menos grave entre los terribles sentimientos de los padres afloran estas dos frases:
- «¿cómo ha podido pasar?,…»
- «si ha sido solo un segundo,…»
Está claro que toda madre y todo padre no quiere que su hijo se queme, se caiga por unas escaleras, o se beba el lavavajillas; pero con querer que no suceda no es bastante, hay que poner el conocimiento y los medios para evitarlo.
Hay muchos decálogos, recomendaciones y listados de cosas a hacer para evitar los accidentes (a final del artículo os pongo enlaces a algunos que os serán de utilidad); pero la prevención de accidentes en los niños se basa en 3 puntos claves, muy obvios, pero que no está demás recordarlos:
- Prever: pensar de antemano que cosa puede hacer el niño, que puede alcanzar, que pueda resultar peligroso. Anticiparse. Estar atentos.
- Vigilar al niño. Es muy obvio, pero muchos accidentes ocurren porque los padres se han descuidado «un segundo». Cuanto más pequeño es el niño más vigilado.
- Enseñarle al niño lo que puede y lo que no puede hacer; lo que es peligroso. Ya desde temprana edad. No basta con proteger los enchufes en casa, hay que decirle que «no» cuando intenta tocar un enchufe, y explicarle que es peligroso.
Y estos tres aspectos clave se deben adecuar a la edad del niño. Los peligros no son los mismos para un lactante de año y medio que para un niño de 8 años.
Todo ello se resume en: mucho sentido común.
El papel de los padres en la prevención de accidentes
La reducción de los accidentes en niños y adolescentes implica varios elementos y estrategias globales, que van desde la legislación (sobre seguridad en el hogar, en los vehículos, sobre comercialización de productos químicos,…), hasta el diseño y la modificación del entorno (parques infantiles más seguros, productos menos tóxicos,..); pero
«el conocimiento, la formación de los padres (y el sentido común) son esenciales para prevenir los accidentes infantiles.»
En mi opinión, en el tema de los accidentes infantiles no se puede descargar la responsabilidad en la administración. Es deseable que la administración dicte leyes que ayuden a hacer nuestra vida más segura, como es el que todo producto tóxico tenga un cierre a «prueba de niños», pero es responsabilidad de los padres no dejar ese producto al alcance de su hijo, y tan pronto como sea posible enseñarle que es peligroso, y que no es un juguete.
La influencia de la educación en la prevención de los accidentes
Los padres tienen que mantener un cierto equilibrio entre lo que permiten a su hij@ para que aprenda, y la protección que deben proporcionarle, pero sin caer en la sobreprotección. Ese equilibrio va cambiando con la edad; desde la protección «total» del bebé hasta permitir una considerable autonomía en el niño mayor.
Un niño sin límites, con una educación muy permisiva, que no se le enseña lo que es peligroso, que se le permite que se suba a la mesa, salte encima de una silla,… es más probable que tenga un accidente. Por contra, una educación excesivamente restrictiva, y sobreprotectora, que no le permite explorar el entorno, puede hacer que el niño busque acciones imprudentes como forma de «rebeldía» que desafíe esa excesiva autoridad.
Un error frecuente es prestar sólo atención al niño cuando hace o va a hacer algo peligroso, en ese caso puede utilizar ese tipo de acciones temerarias porque consigue atención,…
Un aspecto a tener en cuenta es el temperamento del niño; aquellos niños con temperamento activo-intenso tienen más probabilidad de accidentes. Por lo tanto si tienes un hij@ así hay que prever mejor, vigilar más y esforzarse más en enseñarle que es peligroso.
Importante información para familias:
Decálogo de la Prevención de Accidentes de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria
Información para familias detallada por tipo de accidentes de la Asociación Española de Pediatría
Fuentes de información:
http://www.aepap.org/previnfad/accidentes_domesticos.htm#recomendaciones
Informe de la Organización Mundial de la Salud sobre prevención de accidentes infantiles.