¿Comen los niños menos en verano?, pues sí, suelen comer menos… ¿por qué?, ¿hay que preocuparse?
Son varios los motivos por los que muchos niños comen menos en verano, o parece que comen menos. Pero, partiendo de la base que ningún niño sano se va a desnutrir habiendo comida, comen lo que necesitan. En principio no hay de que preocuparse.
Muchos niños comen menos en verano, pero muchas veces el «problema» es la percepción que tienen los padres, que creen que el niño come «poco». Para colmo la abuela, que siempre opinará que su nieto come poco, ve al niño en bañador y exclama: «¡pero no veis lo delgado que está!»
¿Por qué comen menos los niños en verano?
El motivo fundamental es que parte de las calorías que se ingieren se gastan en mantener la temperatura corporal.
En verano hacen falta menos calorías para mantener la temperatura corporal. Por lo tanto, hace falta comer menos.
Por otro lado, el calor hace que apetezca comer menos cantidad, llenarse menos, aunque se hagan más comidas o se picotee más entre horas. Esto se debe a que el cuerpo se tiene que refrigerar más, por lo que se necesita más sangre circulando por debajo de la piel, y menos sangre «atendiendo» la digestión en el intestino.
¿Por qué los padres perciben que los niños comen menos en verano?
Cuando ya no hay cole, con las vacaciones, con los viajes, se rompen las rutinas. Con los cambios de rutina y horario muchas veces las comidas se hacen en horarios cambiantes, se picotea entre horas, aperitivos, se toman helados,… Romper la rutina a muchos niños les afecta bastante en su comportamiento en general.
Así que, el niño sí que come más o menos lo que necesita, pero no come cómo y cuándo a los padres les parece bien.
También con ese cambio de hábitos, hay novedades, más estímulos y alicientes, y el niño está más interesado en jugar, en estar en la piscina, en ir con la bici,… que en estar comiendo. Sobre todo si ya sabe que tiene por ahí a su madre persiguiéndolo con la comida todo el día (para que «no pase hambre»).
En cualquier caso, a los padres os parece que el niño no hace ninguna comida «como toca».
Y por último, está el «efecto del niño en bañador»: aunque los padres veis a vuestro hijo en el baño a diario durante todo el año, verlo bien ahí al sol, marcándosele todas las costillitas. Y comparándolo con el niño que está jugando al lado, que está más bien rollizo (a veces demasiado rollizo). Cada niño es diferente, pero ante ese panorama los padres os preocupáis: «¿no estará comiendo poco?».
Para empezar hay que entender como es la constitución normal de un niño según la edad. Aunque cada niño es diferente, en general tenemos que los bebés suelen ser más redonditos, tienen más «mollitas».
Cuando van creciendo y empiezan a moverse más, va cambiando su tipo, se estiran más, y en general un niño de 2 años, tiene un aspecto más «delgado» que un bebé de 9 meses.
Ese aspecto tan delgado puede ser bastante llamativo entre los 3 y los 6 años, pero es normal en la mayoría de niños.
A partir de los 6-7 años muchos niños empiezan a «rellenarse», algunos demasiado, y ahí es dónde nos estamos encontrando con un aumento de la obesidad infantil preocupante.
¿Se puede hacer algo para que coma «mejor» en verano?
Las vacaciones y el verano están para relajarse, romper un poco la rutina y hacer otras cosas; así que no os preocupéis demasiado por si come o no come (tampoco deberíais hacerlo el resto del año).
Ofrecedle comida sana y que coma lo que quiera.
Por otro lado, el tener más tiempo juntos la familia, se puede aprovechar para fomentar que vuestros hijos coman variado y sano. Es mucho más importante que coman variado, aunque sea en muy pequeñas cantidades, a que coman «mucho» pero de tres cosas. No hay que caer en el error de que como solo le gusta la «paella», que coma paella todos los días 2 veces.
(Si vuestro hijo no come cómo vosotros queréis, se puede mejorar bastante educando el hábito de comer, pero ese es otro tema, y el verano y las vacaciones puede que no sea el mejor momento para hacerlo.)
Lo que sí se puede hacer es:
ofrecer comidas que sean más apetecibles cuando hace calor.
Para ello la dieta mediterránea tiene una oferta incomparable: gazpachos, infinitas posibilidades de ensalada, y la gran variedad de frutas frescas que hay en esta temporada.
Y por supuesto que puede tomar helados. ¿Cómo no va a tomar un niño helados en verano? Pero, hay que saber que ese helado también tiene muchas calorías y también le «alimenta», aunque no sean las calorías más saludables. Pero tampoco pasa nada porque tome un helado de vez en cuando, si de verdad es de vez en cuando y si se fomenta que coma otras cosas saludables.
Mucho más inadecuado es que beba refrescos o zumos comerciales, porque sí que interfieren bastante con el apetito y nutricionalmente no aportan nada. Es más su consumo frecuente es perjudicial.
Para beber: agua!
El verano y las vacaciones es una época ideal para realizar actividades toda la familia y para que disfrutéis con vuestros hijos,… incluso de las comidas!
Actualizado: Junio 2018
*Algunas referencias:
Energy In: Recommended Food & Drink Amounts for Children. Healthy Children.org