Ha llegado la época del año en que hay más horas de sol, mejor tiempo, se pasan más horas al aire libre y tenemos que cuidar la piel de los niños.

El sol es saludable (es necesario para la síntesis de vitamina D) y beneficioso para algunos problemas de la piel, pero hay que tomar algunas precauciones para evitar sus efectos perjudiciales.
El punto clave es «la dosis» de sol adecuada al niño y su tipo de piel.
¿Por qué hay que protegerse del sol?
Si llevamos millones de años conviviendo con el sol… Lo cierto es que el cáncer de piel ha ido aumentando alarmántemente en las últimas décadas. Entre los motivos están el que vivimos bastantes más años; y puede que haya algunos factores que aún desconocemos que también tienen algo que ver (estilo de vida, alimentación, contaminación,…). Pero sí sabemos que la radiación ultravioleta (UV) del sol tiene mucho que ver. Así que hay que intentar manejar lo que sí sabemos que produce cáncer de piel.
Del sol llegan diferentes ondas del espectro electromagnético, como la luz que vemos. Pero la que nos ocupa ahora es una radiación que no vemos: la ultravioleta (UV). La radiación UV hay de tres tipos:
- UV-C, muy dañina, pero que se queda casi toda fuera de la atmósfera.
- UV-B, que es la que produce el efecto inmediato de sensación de quemadura, daña el ADN de las células, y causa la mayoría de de los cánceres de piel.
- UV-A, que produce un daño más en profundidad en la piel, contribuyendo a su envejecimiento y a algunos tipos de cáncer.
Se sabe que el daño producido en la piel por los rayos UV en la infancia tiene una repercusión importante tanto para el fotoenvejecimiento como para el riesgo de cáncer de piel.
Además el efecto es acumulativo; es decir cada vez que se quema la piel por el sol el daño se va sumando, porque la capacidad de «reparación» de la piel es limitada.
¿Cómo nos protegemos del sol?
Si los padres me preguntan cual es el mejor fotoprotector, mi respuesta es clara:
El mejor fotoprotector es la sombra.
Ahora vamos a entrar en los matices. Como ya he comentado más arriba el punto clave es «la dosis» de sol. Así que hay que:
- Conocer el tipo de piel del niño.
- Aplicar medidas de protección y controlar los tiempos de exposición.
Los dermatólogos distinguen seis tipos de piel (I-VI), que van del más claro, el de los pelirrojos con múltiples pecas (tipo I) al tipo de piel negra (VI). Lógicamente, la protección para un niño pelirrojo será bastante más extrema que para un niño de piel muy morena (pero también debe protegerse).
También hay que tener en cuenta la edad del niño. Más precauciones cuanto más pequeño:
- En menores de 6 meses evitar toda exposición directa al sol.
- En menores de 3 años la exposición al sol debe ser bastante limitada y con todas las protecciones posibles: gorra, camiseta, fotoprotector,…
- En los más mayores, también con medidas de protección, y siempre con prudencia.
- En los adolescentes lo mismo; aunque haya que «convencerles» de que no son inmunes al efecto dañino del sol.
Medidas de fotoprotección:
- Primera y más importante: evitar exposición al sol durante mucho tiempo. Evitar estar al sol (aún con protección) en las horas centrales del día (11 a 16-17 horas), y estar a la sombra siempre que sea posible.
- El tiempo de exposición al sol debe ser progresivo.
- Protección física: ropa. Camiseta (existen camisetas con protección UV), pantalón y gorra (mejor sombrero con ala que cubre las orejas y el cuello); sobre todo en menores de 3 años.
- Proteger también los ojos: usar gafas de sol que absorban la radiación UV (no gafas de juguete, que si no absorben la radiación UV es peor que no llevar nada). Puede ser difícil que un niño pequeño acepte llevar puestas unas gafas mucho rato, así que habrá que prestar más atención a limitar la exposición al sol.
- Usar crema o loción con fotoprotector, factor 30 como mínimo, mejor 50.
Cómo elegir y usar correctamente una crema o loción para el sol:
Las cremas o lociones de protección solar llevan una serie de componentes que filtran o bloquean la llegada de los rayos UV a la piel. Además llevan componentes para mejorar su cosmética, para facilitar su aplicación, para que sean resistentes al agua y a la sudoración, etc.
El factor de protección (SPF), hace referencia a la protección frente a rayos UVB. Algunos fotoprotectores ya incluyen el factor de protección para rayos UVA (PPD), que es algo más complicado de medir.
Elegir un fotoprotector que tenga:
- Protección de amplio espectro: rayos UVB y UVA.
- Que tenga un SPF 30 o más.
- Que sea resistente al agua, porque también es más resistente al sudor,…
Para aplicarlo correctamente:
- Poner una cantidad generosa de crema (en algunos estudios hechos por dermatólogos se ha visto que casi siempre se aplica bastante menos cantidad de la necesaria). Por eso es mejor usar una crema SPF 50, para compensar.
- No olvidarse de aplicar en las orejas, empeine de los pies, dorso de las manos,… También se debe usar un fotoprotector labial.
- Aplicarla unos 20-30 minutos antes de exponerse al sol, para dar tiempo a que se absorba en la piel.
- Renovarla cada 2-3 horas (en realidad no debería un niño estar tanto tiempo seguido expuesto al sol).
- Aunque sean cremas resistentes al agua y al sudor, hay que renovarlas más a menudo si el niño se baña mucho o está sudando mucho. También hay que tener en cuenta que, si el niño se seca enérgicamente con la toalla, habrá que volver a ponerle crema.
Ninguna crema fotoprotectora protege al 100 %, por lo que hay que ser prudentes y utilizar las otras medidas de protegerse del sol.
Y otra cosa a tener en cuenta: hidratación. Si se está mucho al sol hay que beber más.
Algunas preguntas frecuentes:
¿Hay que tomar tantas precauciones en un día nublado?
Sí. La radiación UV pasa en un 90 % a través de las nubes.
¿Cuando el niño ya se ha puesto moreno, hace falta ponerle fotoprotector?
Sí. El bronceado sólo protege parcialmente y al parecer no impide los efectos a largo plazo de la radiación UV.
En la playa, si va a estar a la sombra, ¿por qué hay que protegerlo tanto?
En la playa hay mucha radiación de reflejo por la arena y el agua, por lo que incluso a la sombra se recibe bastante radiación UV.
¿Hay que protegerlo también en Invierno?
En los meses de Octubre a Marzo hay menos horas de sol y éste está más bajo en el horizonte con lo que nos llega menos radiación UV. Pero si el niño va a estar todo un día al aire libre, o pasa mucho tiempo al exterior también debe protegerse las partes expuestas (cara, manos). Algunos patios de guarderías son muy soleados, lo cual está muy bien, pero si los niños pasan ahí mucho tiempo se les debe poner fotoprotector.
¿Tanto protegerse del sol no va a hacer que el niño tenga un déficit de vitamina D?
En los países mediterráneos la cantidad de sol que recibimos en nuestra vida diaria, suele ser suficiente para la vitamina D que necesitamos. Además, también ingerimos vitamina D con los alimentos (lácteos, pescados grasos,…).
Es estupendo disfrutar al aire libre con tus hijos, pero no te quemes con el sol!